sábado, 19 de febrero de 2011

Pellizcos.

Tú cantabas una canción rara, mientras yo tendía la ropa blanca. Era domingo. Hacía un viento suave, pero lucía un sol hermoso en un hermoso cielo azul.
Ibamos a comer en la terraza. Sin dejar de cantar te levantaste y te acercaste a mi con tu camisa de cuadros. Cogiste mis manos.
Me diste un beso y yo te sonreí. Estabas tan guapo. Te mire a los ojos y comprendí que me amabas...
Pero… ¿Te amaba yo a ti…?

sábado, 12 de febrero de 2011

Fumar.

Enciendo un cigarrillo.
Aspiro el humo.
Se mezcla con mi aliento.
Es muy placentero.
Entra profundamente en mis pulmones.
Lo siento en mi pecho.
Los pensamientos me inundan.
Suelto el humo lentamente.
Lo siento entre mis labios.
El olor a tabaco flota en el ambiente.
Me siento relajada.
La ceniza se desprende del cigarro.
Mientras yo me pierdo en mi mundo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Destrucción…

Bien… En todos los sentidos… Destrucción.
Un nuevo cambio de empleo. Irrebatible.
Destrucción de la sociabilidad.
He iniciado una reclusión voluntaria.
Intencional y obligatoria a partes iguales.
Consistente en el aislamiento.
Dejando de deambular en las noches,
¿Seré mejor persona? Permite que lo dude.
Destrucción neuronal intoxicatoria.
¿Debería dejar mis productos psicoelokuentes!?
Es el resquicio que me queda de cordura…
Se desvanecería. Me Destruiría.
Destrucción del sentimiento emocional.
Se suspenden los delirios románticos.
Se anulan los placeres carnales lujúricos.
¿Si nadie puede tocarme nadie me dañará?
Destrucción física del ritmo alimenticio.
Nueva dieta basada en el cambio horario.
¿Me causara otro trastorno nuevo?
Es igual, lo ignorare junto con los demás.
Destrucción futura.
La aceptación de ciertas proposiciones.
Me causará una Destrucción intrínseca.
Tan visible para todos como para mí.
Y cuando digo todos…
Me refiero a TODOS.

jueves, 3 de febrero de 2011

Lluvia

Una gota calló en el dorso de mi mano. Mire hacia el cielo, un tono gris perla homogéneo lo cubría todo. Amenazaba con oscurecerse aun más. Una gota callo en mi mejilla y resbaló por mi rostro. La seque con la yema del dedo y dirigí la vista hacia mi libro. Lo cerré y lo guardé en mi bolso. Comencé a andar apresuradamente. En pocos minutos la copiosa lluvia hizo que el paisaje pareciese una acuarela. Estaba empapada.... y sentí ganas de quitarme la ropa…