Tú cantabas una canción rara, mientras yo tendía la ropa blanca. Era domingo. Hacía un viento suave, pero lucía un sol hermoso en un hermoso cielo azul.
Ibamos a comer en la terraza. Sin dejar de cantar te levantaste y te acercaste a mi con tu camisa de cuadros. Cogiste mis manos.
Me diste un beso y yo te sonreí. Estabas tan guapo. Te mire a los ojos y comprendí que me amabas...
Pero… ¿Te amaba yo a ti…?
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