Caricia tórrida del viento ceniciento,
fervorosa entraña... confusa de si misma,
de la pupila confesa que baña mi semblante
y la boca trémula... murmura...
Te lame el roció de la mañana perezosa,
y te acuestas en la cama conmigo...
Te siento en mi palabra, te siento mió.
Mármol frió en el que te esculpo a versos.
Finalmente el sol, deflagración mutua.
Cuerpos disueltos en la centella radiante,
Estatua etérea, ajena del tiempo, invariable,
tu piel caliente en mi boca ardiente...
martes, 28 de julio de 2009
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